domingo, 30 de enero de 2011

Qué miedo me da, qué miedo me da, ser del Madrid y jugar en El Sadar



El fútbol, con la gran porción de circo y mentira, con la sensación de universo aparte y con poco meollo de realidad, guarda aún tesoros recónditos, en los que se puede establecer fragmentos de honorable realidad. Un Osasuna-Real Madrid es una porción de verdad excitante. Norte contra centro. Sentimiento vasco contra centralismo madrileño. Rojos contra blancos. Tópicos, liturgia, pero apasionante. El Sadar es sinónimo de zona hostil para el Madrid. Es una vuelta al pasado, el choque tiene un sabor añejo, a partido de los ochenta con jugadores con mucho bigote y poca gomina. La camiseta rojilla lleva incorporado el gen anti-madridista. Y los jugadores sólo saben que ganen o pierdan, el camino para el rival no será fácil. Que ese partido no se parecerá en nada a cualquier otro jugado en la temporada por el Real. El Osasuna en El Sadar decide cómo y a qué se juega. Y el Madrid debe ir a la trinchera a ganárselo. El planteamiento del Osasuna es deliciosamente arcaico. La actuación de los dos grandotes delanteros rojillos en el partido de ayer es memorable. El Madrid, por mucho que cambien sus protagonistas, siempre tendrá una esencia común. Jugadores estrellas, cierto aire de chuletas. Mitad verdad, mitad ficción. Contenido necesario para rellenar y justificar el fútbol. Buyo, Guti, R.Carlos, Hierro…las pasaban canutas en el terreno de los Indar Gorri.

Uno imagina a los rastas, greñas, chavalotes del norte hinchándose a cerveza antes del partido y conjurándose para acojonar a esos once ricachones venidos de la capital. Posiblemente no les importe una mierda el fútbol. Y claro, en ese ambiente, no se les puede pedir que no sean groseros, que no llamen a Guti "maricón", que no tiren oportunos balones cuando ataca el enemigo, o que no enseñen sin complejos simbología independentista. El Osasuna no debe ser un equipo señor, no. El Osasuna no debe ser un equipo anodino. El Osasuna no debe resignarse a esta moda de convertir cada vez más el fútbol en show, en un espectáculo insípido, muy lleno de estrellas mediáticas, pero con poca esencia. Hay una corriente muy extendida de echarse las manos a la cabeza cuando política y deporte se rozan aunque sea ligeramente. Sin embargo no nos chirría y reímos las gracias en las noticias a los jeques, a los petrodólares, a la intromisión de Abramovichs, Giles, sociedades anónimas deportivas, casas de apuestas y demás elementos que desvirtúan y destrozan el alma del verdadero fútbol, aquél, que si ha llegado a las cotas de popularidad actuales es por estar ligadas a la cultura de cada país, a la política, a la sociedad. Desconfío de aquellos que se quedan en la superficialidad del fútbol, que siguen a pies juntillas el teatro montado a su alrededor. Aficionados de Marca y As. Es por ellos por los que casi me alejo definitivamente del fútbol.

Pero Osasuna es un reducto romántico. Al igual que Real Madrid y FC Barcelona consiguió sobrevivir a aquella masacre de principios de los noventa de pasar a manos privadas, generalmente de estrafalarios empresarios. Afortunadamente en la grada sur de Pamplona seguirá habiendo esa muchachada entonando cánticos políticamente poco correctos, posiblemente bebiendo patxarán y fumando porros, que se niegan a convertir El Sadar en un pabellón de la NBA donde aficionados ingenuos comen hamburguesas y en el descanso ven anuncios del último éxito de Leo Di Caprio.

Mercantilización de la noticia y sensacionalismo: funestas prácticas

Casos como el de la agresión al Consejero de Cultura de Murcia, Alberto Cruz, en la que los medios (con honrosas excepciones) atribuyeron la autoría a un joven que se demostró que estaba lejos de donde sucedió la escena, ponen de relieve peligrosas prácticas de los medios de información. Más trágico aún fue el caso de un vecino de Tenerife al que los medios presentaron como el violador y asesino de la hija de tres años de su pareja. Días después se demostró que la causa del fallecimiento fue una caída. Pero el joven ya había sido sentenciado con extrema dureza ante la opinión pública.

Difícilmente los distribuidores de estos contenidos reparan en el daño ocasionado cuando no someten las noticias a una descripción real, honesta y ajustada a la verdad. Los medios de comunicación cada vez tienden más a la simplificación, al sensacionalismo. Es en televisión donde se hace más evidente. La fuerza de la imagen, la espectacularidad, lo curioso o la anécdota se anteponen a criterios puramente periodísticos. Desde hace algún tiempo asistimos a la mercantilización de la noticia. Y la mercancía tiene que ser rentable. Esto implica que en pocas ocasiones se profundice.

El público se ha acostumbrado (o lo han acostumbrado) a recibir noticias prefabricadas, en las que pocas ocasiones tienen un desenlace distinto del imaginable a priori. Los asuntos complejos, las visiones que ahondan no venden. Y si, en el caso de un asalto a un político conservador, lo más llamativo es que sea un joven de “ultraizquierda” y “extremista” el que haya realizado la agresión por el “clima de tensión”, no dejarán los medios de comunicación que la verdad le estropee una buena notica. Carlos Fernández Lozano.



domingo, 23 de enero de 2011

Palomares, una tragedia con un déficit grave de explicaciones

El pasado 17 de enero se cumplieron 45 años del accidente aéreo de dos aviones del ejército de Estados Unidos que supuso la caída de cuatro bombas atómicas en la localidad almeriense de Palomares, una de ellas en el mar. Murieron siete militares norteamericanos en la colisión. Estados Unidos desde el primer momento se afanó en la búsqueda del artefacto perdido en el agua con el único objetivo de que no cayera en manos soviéticas.

Pese a la obstinación que pusieron en este empeño los americanos, tuvo que ser un pescadero, “Paco el de la bomba”, el que hallara el explosivo. De no menos pintoresco se puede calificar el baño en el mar del ministro franquista Manuel Fraga y el embajador de Estados Unidos, que intentaban demostrar a los españoles la intrascendencia e inocuidad del suceso. Es doloroso que de la tragedia lo que más recordemos sea toda esta particular liturgia del Régimen. Sin embargo, este macabro suceso aún tiene sus aspectos más importantes e inquietantes por resolver.

En 1986, expertos en Medicina certificaron que Palomares era la zona del planeta con mayor contaminación de plutonio. Hay que lamentar que no se haya realizado un estudio epidemiológico continuado a los habitantes de la zona, así como un análisis en profundidad y concluyente de las consecuencias de la presencia de material radiactivo. A tenor de todo esto no se puede descartar riesgo para la salud, y mientras esto sea así, las autoridades tienen la responsabilidad ineludible de investigar, aclarar y desagraviar a los posibles afectados del oscuro suceso acaecido en tierras y aguas almerienses protagonizado a medias por EE UU y la España franquista. Carlos Fernández Lozano.


domingo, 16 de enero de 2011

Un cambio grotesco


El 31 de diciembre de 2010 la cadena de noticias CNN+ cerró su emisión. El grupo editor, Prisa, decidió venderla a Mediaset, que puso en marcha el canal Gran Hermano 24 horas. La noticia es verdaderamente chocante, ya que sustituye una televisión de calidad y dedicada exclusivamente a la información y al debate por uno de los ejemplos más contundente de telebasura que tenemos en España, la decimosegunda edición de Gran Hermano (un dato que invita a la reflexión).

Sin embargo, no hay que añadir más dosis de las necesarias de hipocresía a este hecho. Es conveniente apuntar que, aunque el cambio de contenidos sea de lo más grosero, responde única y exclusivamente a movimientos de mercado de compañías neoliberales, que si se decantan por una programación u otra es siempre con la intención de ocupar un segmento de población que creen vacíos o demandantes de ciertos espacios.

Lo realmente preocupante es que los medios de comunicación, en un sistema capitalista como en el que nos hallamos sumergidos (más que nunca), no tengan ningún compromiso de calidad o de servicio público (aunque por ley, sí) y su único objetivo sea el del beneficio económico. Esta noticia es simplemente una consecuencia, ciertamente ridícula, de este hecho. Por lo tanto lo único que nos queda por lamentar es que estas compañías, aunque sea por egoísmo propio y con perspectivas mercantiles, no consideren que los contenidos de calidad son los más demandados. Carlos Fernández Lozano.

martes, 4 de enero de 2011

África

Tiene que ser jodido levantarte cada mañana y no tener nada que llevarte a la boca. Tiene que ser jodido que la otra mitad de esto, del mundo, nade en la opulencia. Que hablen de fondos monetarios internacionales, de crisis bancarias, de capitalismo. En la mirada de los niños se esconde una verdad que nos debería acojonar a todos. No es una fotografía buscando la dramatización, ni un fácil paternalismo occidental. No es el montaje (sólo a medias) de la niña y del buitre de Kevin Carter. Es una imagen que recoge a cinco mocosos que no les importa nada más excepto que rellenen ese plato de comida. Lo dicho…tiene que ser jodido.




sábado, 1 de enero de 2011

Tolerancia

Buenos. Malos. Maricones. Señoritos. Mendigos. Maleantes. Putas. Artistas. Yonquis. Borrachos. Delincuentes. Negratas. Blancos. Amarillos. O quizás no. Todos.

Comprensión, pero de la de verdad.