Difícilmente los distribuidores de estos contenidos reparan en el daño ocasionado cuando no someten las noticias a una descripción real, honesta y ajustada a la verdad. Los medios de comunicación cada vez tienden más a la simplificación, al sensacionalismo. Es en televisión donde se hace más evidente. La fuerza de la imagen, la espectacularidad, lo curioso o la anécdota se anteponen a criterios puramente periodísticos. Desde hace algún tiempo asistimos a la mercantilización de la noticia. Y la mercancía tiene que ser rentable. Esto implica que en pocas ocasiones se profundice.
El público se ha acostumbrado (o lo han acostumbrado) a recibir noticias prefabricadas, en las que pocas ocasiones tienen un desenlace distinto del imaginable a priori. Los asuntos complejos, las visiones que ahondan no venden. Y si, en el caso de un asalto a un político conservador, lo más llamativo es que sea un joven de “ultraizquierda” y “extremista” el que haya realizado la agresión por el “clima de tensión”, no dejarán los medios de comunicación que la verdad le estropee una buena notica. Carlos Fernández Lozano.
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