jueves, 13 de octubre de 2011

Noches en vela en defensa de la educación pública

Unos 100 profesores, alumnos y padres pernoctan en el IES Principe Felipe de Madrid en un ambiente festivo y reivindicativo

Óscar tiene 17 años. Es estudiante de 2º de Bachillerato y le gustaría ser abogado. "Cuando me enteré del encierro ni lo dudé", aclara con indisimulado orgullo. Él es uno de los 20 alumnos del instituto público Príncipe Felipe (Barrio del Pilar, Madrid) que han decidido pasar la noche en su centro de estudios para protestar por los recortes en educación en la Comunidad de Madrid. Está su padre presente porque, aclara el secretario del instituto, Miguel González de la Serna, que los menores de edad están obligados, al menos, a presentar una autorización de los padres para participar en el encierro.

A las nueve de la noche comienzan a llegar al centro docentes, que hoy era día de huelgas y manifestaciones. A estas horas son más de 200 personas las que, ataviadas con las ya clásicas camisetas verdes, se encuentran en el centro. De la Serna, el abnegado secretario, ultima todos los detalles para que, a la hora de la asamblea, punto culminante del encierro, todo esté previsto. Se encarga de proveer de alimentos y de reclutar colchonetas suficientes en el gimnasio (“con la ayuda de la asociación de padres y madres”, puntualiza), improvisado dormitorio común. “Las protestas se han hecho muy tarde, el año pasado nos rebajaron un 10% el sueldo, eso bofetón fue peor” dice González de la Serna, hombre de "izquierdas de toda la vida" y que añora los tiempos de Marcelino Camacho y Nicolás Redondo (“aquellos sí le echaban narices”), pero que se muestra encantado de que los jóvenes, al menos los de su instituto, no hablen sólo de “C. Ronaldo y Messi”.


Asamblea


La asamblea comienza ya al filo de la media noche, con algo de retraso. Los primeros que toman la palabra son los profesores. Hacen una disección de la situación y explican que el principal objetivo de las protestas es “evitar que se recorte ningún servicio en la educación pública”. Además reclaman que no se despida a ningún educador. Han perdido 15 en el último año y 25 los últimos cuatro. A continuación el equipo directivo explicó que este curso realizan, en total, unas 20 horas semanales, cuando hasta ahora estaban exentos de dar ninguna materia, para poder centrarse en la administración del centro. Tras la reunión se ofrece la cena. El grupo se va dividiendo en pequeños corrillos y más de uno se retira ya descansar al gimnasio. Miguel Ángel Orejón, de 22 años, y nuevo estudiante del módulo de imagen que se imparte en el centro, ha venido con su propio saco de dormir. "Me he quedado varias noches en Sol, así que esto no será muy duro", explica con una sonrisa. A las dos de la madrugada son 100 las personas que han decidido que esta noche duermen fuera de casa en defensa de la educación pública.

No hay comentarios:

Publicar un comentario